Evoco las manos ennegrecidas de quitar la primera capa del fruto en su periodo de recolección, que, una vez seco y sombreado, contiene la nuez y que, realmente, tampoco es el fruto propiamente dicho, sino que este envoltorio rugoso aloja en su interior la semilla comestible.
Y también, el árbol, nogal[1], que generaba un entorno siempre apacible y relajante. Parte de este texto también se ha editado en el sitio de Manuel, bajo el título “Pechá de nueces que me daba cuando tocaba ”. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Variedad Nogal de Castilla.