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| Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Lo que realmente sorprende de este postre es su capacidad para mantener la identidad del queso de fondo, aportando esa punta de acidez necesaria para que el chocolate no sature los sentidos. Es un final de fiesta elegante, que huye de los artificios para centrarse en la calidad técnica de su ejecución. Degustarlo en el ambiente sereno del restaurante es entender que en su cocina, incluso el postre más universal se trata con el rigor de un plato de alta cocina, dejando un recuerdo dulce pero sofisticado que invita irremediablemente al próximo bocado. Fuente de la imagen: mvc.
