Junto a un manojo de buenas personas, estuvimos en los Montes de Málaga. Como un niño con zapatos nuevos, disfruté del bello, rico y amplio paraje, al tiempo que, sin darme cuenta, fui cargando las pilas. Te dejo una foto de las muchas que hicimos. Como me vas conociendo, sabrás que, al menos una vez, saboreé el plato de Los Montes, a base de lomo, chorizo, huevo, pimientos y patatas fritas, maridado con un vino blanco del lugar. ¡Uauh! ¡Anda que me puse las pilas! Una buena caminata por los múltiples senderos, descansando la mirada en las innumerables vistas panorámicas y de detalle, rebajaron sucesivamente las sanas calorías ingeridas.
La atención al cliente que observé, en las distintas ventas que visitamos para reponer fuerzas, me recordaron nuevamente el cambio de época en el que estamos inmersos, en el sentido de que los pequeños negocios son los que se adaptan más rápido al nuevo marco comercial. Y es que parece que por fin el cliente es, de verdad, el rey del cotarro. El modelo de requerimiento profesional lo define él junto al proveedor, en este caso el hotel, el restaurante o el bar, configurando un mapa de servicio adaptado realmente a sus necesidades y a un justo, equilibrado, precio. Ni más ni menos.