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Por otro lado, la crisis económica engendrada en la primera década de este siglo está posibilitando una vuelta a lo que vulgarmente conocemos como “comidas caseras”, que ha influenciado a las cartas de los restaurantes, que perciben como los comensales locales, con sus cinturones apretados, han disminuido sus visitas a los establecimientos culinarios y se han convertido en más exigentes, consecuencia de su nivel de conocimiento de los productos y de su concienciación medioambiental. Todo lo anterior está propiciando la adaptación de la comida de nuestras abuelas a estas situaciones económicas y medioambientales a las que se unen las tecnológicas, con nuevos equipos técnicos y soluciones innovadoras en conservación o logística de transporte, es decir, el medioambiente, la sostenibilidad o la tecnología influyen en un negocio de cocina que pretenda ser innovador. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.