En un instante, rememoré las vivencias generosas del pasado, cogí fuertemente las manos del presente y sonreí ante el travieso futuro. Me sentí muy feliz.
Luego, nos deleitamos y fundimos en acogedora y desmedida cena, en el Restaurante del Escudero, otrora chalet señorial, degustando salmón relleno, con salsa a la antigua, y solomillo de cerdo, hojaldrado, junto a un corpulento y estructural vino, envejecido unos meses en barricas de roble francesa y americana, “A Pasos 2004”, de la “Bodega Los Bujeos”, del grupo El Juncal, servido a una agradecida temperatura.
Te dejo una de las fotos que realicé al Puente Viejo.