Allium sativum

Te dejo una foto de algunas de las hermosas cabezas de ajo que el hortelano urbanita Alonso (sí, el de “El huerto de Molière”), nos ha traído esta semana (Gracias). Rara será la receta que te he transcrito en este sitio y que no lleve ajo entre sus ingredientes (puedes realizar la comprobación en el buscador). Recuerdos de la infancia afloran a la mente, cuando ayudaba a los progenitores a sembrarlos, yendo detrás del arado, introduciendo dientes de ajo en el surco. Posteriormente, iban creciendo los tallos y sus hojas finas y largas, doblándose a determinada altura. 

Además de su empleo en la gastronomía de mi país, dicen que dispone de propiedades medicinales y farmacológicas, actuando de antibiótico natural, contra la presión arterial, el colesterol, la arterioesclerosis, reumatismo… incluso remedio para el estrés y la depresión, estando demostrado científicamente que la alicina, que se produce en la combinación de la aliina con la alinasa, dispone de cualidades antihipertensivas, favorables a la actividad cardíaca y a la disminución del riesgo de ictus cerebral. En fin, beneficiosos mires por donde los mires.

Termino referenciando la receta de ajoblanco que te comenté hace ya unos años, en aquel “Duelo culinario” protagonizado por Mamen, con su excelso salmorejo cordobés, y Vicky, con su cálida porra antequerana, si bien el que aportó el ajoblanco malagueño fue Jesús (que actuó de árbitro), esa sopa fría que se compone de pan, almendras molidas, ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón. A continuación te dejo una receta de Ajoblanco malagueño, subida a Youtube por Las Recetas de MJ.