Si eres un seguidor de este sitio, sabrás mi predilección
por el bacalao en todas sus presentaciones culinarias, desde el “Bacalao al pil pil”, hasta “Tortitas de bacalao al crujiente foro”, pasando por “Bacalao castellano” o el visitado “Desempleo y bacalao frito”, aunque tampoco se queda atrás “Lomos de bacalao con puré de pisto”, de Koldo. Ahora bien, como el sabor emocional del bacalao frito de mi
extinta madre, que se quite lo “bailao”. Esta semana he comprado tanto en
salazón como en fresco, pieza que me entró por los ojos y que estaba a muy
buen precio en el mercado. Así que imaginarás como tengo a la familia, de
bacalao hasta la coronilla.
Voy a preparar un potaje de garbanzos
y por la noche la típica fritura. Ayer cocí la cabeza y la espina del bacalao
fresco y con el caldo preparé un arroz con cazón que estaba de recupete ¡San
Modesto, baja del cielo que sube Manuel” (¡Ya! Como no tengo abuela, pues …). Bromas aparte, tanto fresco como congelado, o
con el tradicional sazonado o al natural, su relación calidad precio suele ser muy buena y su aprovechamiento fantástico, desde una variante del marmitako, a base de bacalao cocido con patatas y poco más, hasta unas tortitas, que este año no
voy a hacer. A la espera estoy que alguna amistad o familia me sorprenda con una receta
(fuente de la imagen: sxc.hu).