Del género de capsicum

En más de una ocasión te he escrito en este sitio sobre pimientos. En algunos casos, como “Pimientos corrompidos”, “Con la salud no se juega” o “Inapreciación de antijuricidad”, para comentar desagradables noticias sobre el depravado uso de plaguicidas y otras sustancias nocivas para la salud. En otros momentos, la referencia ha sido indirecta pero más agradable, al inventariarlo dentro de los ingredientes de multitud de recetas (“Lomos de bacalao con puré de pisto”, “La senda de los Pintxos, “Mas bien caldoso”…), incluso como forma de ganarme el sustento en armonía con el medioambiente (“New traditional economy”).

Aprovechando el regalo de un barreño lleno de pimientos (Gracias), esta mañana quiero escribir brevemente sobre mi experiencia con este fruto del género de plantas “capsicum”. Si eres follower de este sitio sabrás que mi infancia, hasta los doce años aproximadamente, la pasé en una huerta, donde mis padres cultivaban frutos, verduras y hortalizas, que luego vendían en el pueblo y que, obviamente, consumíamos, autoconsumo (Fuente de la imagen: elaboración propia).

Una vez vi a mi progenitor arrancar de la planta una de las protuberancias, que colgaban del tallo a modo de “pingajos” verdes, dándole un bocado a continuación. Al descubrir mi curiosidad, me dijo “Come, Manolo, que es bueno para el pelo”. Así que, con su visto bueno, cogí otro de esos presuntos manjares e hinqué los dientes, detectando un sabor dulzón que me desagradó. “A comértelo todo”. Ordenó. Tiempo después, caí en la cuenta del uso culinario que mi madre hacía del fruto, tanto crudo como cocido o frito.

Pasaron décadas hasta que me enteré que, efectivamente, por su alto contenido en vitamina A, es muy bueno para el cabello, aunque también para la vista, la piel, los huesos... Respecto al contenido de vitamina C, los expertos dicen que llegan a contener casi el doble de la que se encuentra en las naranjas. Otras sustancias, como el potasio, el fósforo o el magnesio, son necesarias para los sistemas nervioso, muscular, óseo o inmunitario. A continuación te dejo un vídeo, subido a Youtube por Cocina casera, con una receta de pimientos rellenos, excelso plato que antaño cocinaba con mucho amor y cariño la extinta Josefa (va por usted, esté donde esté).